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lunes, 1 de agosto de 2011

a Las Flores nos vamos... pero llegamos?


En los 90s solía irme de vacaciones con la familia FaigónEstar en Las Flores con mis primos y tíos era un gran plan de vacaciones para mi. Sin embargo sabía que el comienzo era -para ser suave- difícil. El viaje hasta allá estaba siempre plagado de detalles, contratiempos o pequeños incidentes que hacían de la travesía una aventura con final incierto y, al mismo tiempo, una gran anécdota para contar durante el verano. Y fíjense si eran buenas las historias que casi 20 años después siguen siendo graciosas. Desde aquella vez en la que Russel casi me come medio brazo hasta la que viajamos en el Buquebus sin la cédula verde del auto, o cuando nos chocó un ciclista sin frenos, nunca sabíamos qué nos depararía el destino (o el tío...?).
Pero una de mis preferidas fue la vez que llevábamos un par de bicis colgadas del portón del baúl, con un invento revolucionario que permitía tener más espacio en el interior del auto. Era muy temprano, íbamos al puerto por una avenida (estoy casi seguro que era 9 de Julio, aunque no sea el camino al puerto) cuando escuchamos un ruido, algo que se cayó. Miramos hacia atrás, y ahí estaban las bicis, tiradas en el medio de la avenida con los autos esquivándolas. En un rápido movimiento, Adri se bajó a recuperarlas y llevarlas a la vereda. Creo que Migue lo ayudaba, Lu y yo nos reíamos un poco de la situación y la tía Ele, gritaba (de eso estoy seguro...jaja!). Después tuvo que volver al medio de la calle a buscar el auto que había quedado en el carril central y acercarlo también para poder colgar las bicis otra vez y continuar viaje.
Toda la situación habrá durado no más de 5 o 10 minutos, pero la anécdota perdura.  
Además, ¡¿quién no quiere empezar así unas vacaciones?!
Feliz cumple tio!! Abrazo fuerte

1 comentario:

  1. Era, sí, la 9 de julio. Cómo no iba a gritar? Gracias a mis gritos podemos contar el cuento...
    Ele

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