Una vez atravesadas las dos etapas anteriores, o si se quiere tres, aventura del viaje, reencuentro con el lugar y trabajo forzado, tenemos una hermosa playa para disfrutar. A pesar de las famosas piedras (que aprovecho para difundir su presencia y que no venga más nadie, por tradición familiar)estar en Las Flores es un paraíso(los que debían darse por aludidos con las piedras no escuchen!): estar frente a la chimenea, guitarrear, jugar al trivial, ir a la playa con sol o con nubes, e incluso con lluvia (vos pa, en alguno de los dos últimos), hacer excursiones eternas a Piria que nacen de comprar cualquier boludez que no haya en el balneario, escalar El Pan de Azucar, o subir a la confiterìa del San Antonio, compartir la Puesta de Sol (con el saludo obligatorio de la abuela), incluyendo mates y la compañía de Rosita, o cualquier otra excusa que nos haga disfrutar del "lado del mar", mirando por ejemplo el cerro... caminar por el bosquecito, hacer partidos de tejos, en fin, podría pasarme horas enumerando... la verdad pa, no me extraña después de todos estos recuerdos, que cada vez que pasamos la hermosa curva de Bella Vista, en la que obligadamente nos alegramos por el encuentro con el mar y hacemos de cuenta que nos sale en francés: "Le Mer, le Mer, tou jou racomence et tou ju a finice" (o como fuera), le siga tu comentario: "¡EN UN LUGAR ASI ME GUSTARIA PASAR LA TEMPORADA!!!"
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